miércoles, 4 de diciembre de 2013

El colombiano que brilla en el mercado inmobiliario de EE. UU.

El colombiano que brilla en el mercado inmobiliario de EE. UU.


Rodrigo Niño exportó a Nueva York un modelo que existe hace 20 años en Colombia.

El prestigioso analista político de CNN en Español Andrés Oppenheimer reunió hace poco, en su programa Oppenheimer presenta, a un cuarteto de lujo. Bajo el rótulo ‘Cuatro mentes brillantes que están cambiando el mundo’, puso a compartir set a sir Richard Branson, el multimillonario que planea enviar turistas al espacio; a Bre Pettis, el inventor de la sorprendente impresora 3D; a Rafael Yuste, el español escogido por Obama para hacer el primer mapa genético del cerebro humano, y a Rodrigo Niño, un bogotano de 43 años dedicado al negocio inmobiliario.
Rodrigo Niño
Vender finca raíz no suena tan descrestante como fletar excursiones al espacio. Pero cuando se habla del hombre que promete revolucionar el mercado de los bienes raíces en EE. UU. o del gurú que implementó un modelo para que pequeños inversionistas puedan meterse en proyectos a los que históricamente solo han tenido acceso magnates como Rockefeller, la impresora 3D empieza a parecer un juguete simpático.
A Niño, afincado en Nueva York desde el 2006, se lo considera el pionero del crowdfunding (financiación en masa) aplicado al mercado de los bienes inmuebles en EE. UU. La fórmula es sencilla: así como muchas personas se unen hoy para juntar recursos con el fin de financiar proyectos culturales, campañas políticas o poner en marcha nuevas empresas, el fundador de Prodigy Network facilita que pequeños inversores puedan reunir capital para meterse en los llamados Investment Grade Assets, grandes edificios de rentas, oficinas, hoteles y centros comerciales con valores superiores a los 50 millones de dólares y que ofrecen una más que jugosa rentabilidad.
“Lo primero que quiero aclarar es que yo no inventé nada”, dice Niño al otro lado del teléfono, desde su oficina en el piso 31 de un rascacielos ubicado a dos pasos de Wall Street. Su mérito –explica– ha sido exportar a EE. UU. el derecho fiduciario, un modelo que se aplica en Colombia desde hace más de 20 años y que consiste en que varios inversores adquieren un derecho sobre un bien –hotel, comercio, finca raíz, etc.–, que es administrado por una fiduciaria durante su construcción. Una vez el inmueble entra en operación, el inversionista, al ser dueño de una parte, comienza a percibir una participación sobre las utilidades.
“Hoy podemos decir, sin exagerar, que un modelo que nació hace dos décadas en Bogotá, ante la dificultad que había para conseguir inversión en el sector inmobiliario, está transformando el mercado de los bienes raíces en la capital del mundo”, asegura Niño.
Sus pinitos en la Florida
La historia de cómo un economista de la Universidad de los Andes llega a convertirse en una figura influyente del real estate –como se conoce el negocio de la finca raíz en EE. UU.– comenzó en el tradicional barrio de La Macarena, en Bogotá, hace 23 años. Por aquella época, Niño se ‘enamoró’ de un edificio de cuatro plantas y lo compró por 85 millones de pesos.“Recogí la plata entre familiares y amigos. Lo remodelé y lo vendí a los seis meses por casi el doble –recuerda–. Quedé prendado del mundo inmobiliario”.
Su olfato para los negocios se encargó del resto. En 1997, cuando tener una casa en Miami comenzaba a ser un símbolo de estatus en Colombia, fundó la firma International Brokers y empezó a venderle condominios al jet set local.
Poco después, Fortune, una de las comercializadoras de bienes raíces más grandes de la Florida, lo fichó como vicepresidente. En el 2003 decidió soltar amarras y montó su propia compañía, Prodigy Network, con la que extendió operaciones a Panamá, México y República Dominicana.
Pero su ingreso a las ‘grandes ligas’ se produjo en el 2006, cuando los dueños del glamuroso hotel neoyorquino Trump Soho –un conglomerado liderado por el multimillonario Donald Trump– le propusieron comercializar ese proyecto, que se estaba poniendo en marcha.
Niño hizo las maletas y se mudó a Manhattan con su familia, dispuesto a comerse la Gran Manzana. Pero la bonanza duró poco. La crisis del mercado inmobiliario desatada por las ‘hipotecas basura’ arreció un año después, y el colombiano se encontró vendiendo apartamentos en un mercado en pánico.
“El panorama era bastante gris, así que me puse a investigar cuáles eran los activos inmobiliarios que tenían buena renta y valorización en ese momento –recuerda–. Me di cuenta de que el negocio estaba en esos grandes edificios en los que durante ocho décadas, desde la Gran Depresión de 1933, han invertido los ‘cacaos’ estadounidenses”.
¿Por qué son tan golosas estas inversiones para los magnates? Básicamente –según Niño– porque invertir en un megahotel en Nueva York –ciudad que recibe 52 millones de visitantes al año– puede generar retornos de un 15 por ciento anual, mientras que las acciones, los bonos o los fondos ofrecen una rentabilidad, a lo sumo, del 6 por ciento.
El problema es que, hasta hace muy poco, el Gobierno de EE. UU. ponía trabas para que los peces chicos pudieran acceder a este tipo de negocios con el fin –en teoría– de proteger los intereses de aquellos que estaban apostando fuerte. Se prohibía, por ejemplo, que los proyectos se publicitaran masivamente y se vetaba a aquellos inversionistas que no calificaran como ultra high o institucionales: los primeros, con una chequera disponible de entre 10 y 100 millones de dólares; los segundos, con más de 100 millones en el bolsillo, listos para hacer negocios. La pregunta del millón que se hacía Niño era cómo lograr que no solo los magnates pudieran arañar este pastel. Y la respuesta, curiosamente, la encontró en Colombia.
La ‘receta’ fiduciaria
Hace cuatro años, el empresario recibió una llamada de los españoles que lideran la construcción de BD Bacatá, la que será la torre más alta del país. Querían a alguien con el músculo necesario para comercializar un proyecto faraónico de 250 millones de dólares, sin precedentes en Colombia.
Su idea era reunir a un grupo de pequeños inversionistas (el valor mínimo de la entrada era de 40 millones de pesos) para que participaran en la fiducia. Niño aceptó y logró reclutar a unos 3.500 inversores en lo que constituye, según él, el récord mundial de crowdfunding inmobiliario hasta ahora.
Luego de ese hit, vinieron otros dos proyectos en Bogotá: el Bacatá Express, un hotel de lujo para ejecutivos, y el Aeropuerto Business Hub, un complejo de oficinas no convencionales que se construirá a tres minutos de El Dorado y que es un caso de crowdfunding en toda regla, no solo porque en su financiación hay capital de más de 400 pequeños inversionistas, sino también porque para diseñarlo se convocó un concurso a través de una plataforma virtual abierta a creativos de todo el mundo.
Con el éxito de estas tres experiencias, algo hizo clic en la cabeza de Niño:“Descubrí que el derecho fiduciario, esa figura que se inventó en los 90 el bogotano Pablo Trujillo (hoy presidente de Acción Fiduciaria), es básicamente una modalidad de crowdfunding aplicado al mercado inmobiliario, y que ese esquema podía ser reproducible en EE. UU.”,explica.
El economista se dedicó entonces a estudiar la legislación gringa y descubrió que para sortear la prohibición de la publicidad masiva podía emplear la red de brokers internacionales que había construido a lo largo de sus 15 años en el negocio.
Convencido de su fórmula, decidió probarla comercializando un primer proyecto en Manhattan, The William, un apartahotel de 141 suites, a tres cuadras del nuevo World Trade Center, y con un costo de 175 millones de dólares. “En dos meses y medio lo vendimos todo, dividido en participaciones de 250.000 dólares a inversionistas de seis países. entre ellos muchos colombianos”, asegura.
Ahora va por su segundo proyecto, el 17 John, otro hotel de larga estancia, también en el exclusivo west side neoyorquino, que costará 275 millones de dólares y para el que ya hay cola de compradores. Esta vez, las facilidades son aún mayores: para entrar bastará con disponer de 100.000 dólares –menos de la mitad de lo que se exigía en The William– y ya no ha vetos: a finales de septiembre, la administración Obama eliminó las restricciones que rigieron durante 80 años y abrió el mercado.
“Es verdad que 100.000 dólares sigue siendo una cifra alta para muchos inversionistas; por eso, la idea es que en futuros proyectos podamos bajar aún más el monto de las participaciones a los niveles, por ejemplo, de Colombia, que está en los 20.000 dólares –explica Niño–. Esto significa que por primera vez en la historia alguien que tenga 40 millones de pesos podrá invertirlos en un megaproyecto en Nueva York y disfrutar de las rentabilidades con las que muchos multimillonarios de EE. UU. amasaron sus fortunas. Esto es la democratización de uno de los mercados inmobiliarios más apetecidos del mundo”.
ALEJANDRO BAENA
Redacción Domingo
Tomado de eltiempo.com

miércoles, 30 de octubre de 2013

10 años o 10000 horas Regla para el éxito

10 Años o 10000 horas...



¿Cuál podría ser la la clave del éxito a base de méritos propios? 

Bueno, por supuesto, tenemos que definir qué es el éxito, un tema que últimamente ha generado diversas interpretaciones. Sin embargo, por simplicidad, lo entendemos como algo que es popular. Por lo tanto, las sinfonías de Mozart, las canciones de los Beatles o el trabajo de Bill Gates pueden servir como un buen ejemplo de lo que es “pop”.
Existe un libro de Malcolm Gladwell llamado “Outliers. The story of success” cuya traducción se podría transcribir como cuya traducción sería como “Los fuera de serie. La historia del éxito”. El libro describe cómo algunas personas con autoridad lograron tener éxito. Y por eso, el autor analiza la importancia de la cultura, familia, amigos, ancestros y otros factores determinantes en el éxito de sus proyectos. Pero el principal problema abordado es la regla de las 10.000 horas, investigado por los estudiosos.

El autor dice que para alcanzar la excelencia, se debe tener una acumulación de 10.000 horas de práctica, esto quiere decir 10 horas por semana en 20 años, 20 horas por semana en 10 años o 40 horas por semana en 5 años. Tendemos a ser simplista en el análisis, la búsqueda de que el éxito y el ingenio se debe exclusivamente a fallas en la creatividad, pero parece que el reconocimiento tiene que ver más con el sudor que con una buena idea.
Gladwell cita el ejemplo de Mozart, reconocido como un gran genio. Comenzó a componer a los 7 años y es cierto que sabemos que algunas buenas piezas  fueron escritas en el momento de su adolescencia. Pero las grandes sinfonías fueron escritas después de los 21 años, cuando ya había acumulado más de 10.000 horas de práctica, en composiciones e interpretaciones.
The Beatles, antes de que explotasen como fenómeno musical, lpracticaron mucho. Lennon y McCartney se dedicaron más de 10 años a escribir canciones juntos cuando regresaron a Inglaterra.
Gates también tuvo su momento de práctica. Gladwell tuvo la oportunidad de entrevistarlo y él contó una historia muy inspiradora. En el momento de su adolescencia, Gates tuvo la oportunidad de tener en su escuela, un equipo disponible para hacer la programación. Esto fue en los años 70, un momento histórico en el que las computadoras eran raras. Por lo tanto, dedicó a la programación tantas horas posibles, incluso en sus vacaciones. La probabilidad de tener este tiempo de la práctica, la inspiración generada por Steve Jobs y una visión empresarial lo llevaron a crear Microsoft.
A partir de esta idea de 10.000 horas de práctica, es posible a nivel de los conocimientos adquiridos sobre la base de una escala de magnitud de 10 horas, de una forma aproximada:
* Con 1 hora puedes hacer lo básico.
* Con 10 horas tienes una noción mas amplia de los conceptos básicos.
*Con 100 horas adquirimos un nivel medio.
* Con 1000 horas avanzas hasta convertirte en un especialista.
* Con 10000 trasciendes, eres un maestro de esa habilidad, hace parte de ti.
Esta idea se utiliza también en algunas profesiones como en las de los pilotos aéreos. Las horas de experiencia de vuelo son un buen indicador de su manejo en la práctica.
Anders Ericcson de la Universidad del Estado de Florida estudió a miles de estudiantes de una academia elite de música en Berlín. Descubrió que aquellos violinistas que tenían el potencial de alcanzar fama mundial como solistas habían practicado alrededor de 10.000 horas antes de alcanzar los veinte años, mientras que el resto de los alumnos habían entrenado sólo un par de miles de horas en su vida.

El mismo patrón se hizo evidente al comparar las horas de entrenamiento de un pianista amateur con un pianista profesional. Los amateurs no habían entrenado más de 3 horas semanales durante su niñez y llegaban a los 20 años de edad con un total de dos mil horas de práctica. Los violinistas profesionales en cambio, aumentaban su ritmo de entrenamiento cada año hasta completar 10.000 horas de práctica a los veinte años, al igual que los violinistas.

Aparentemente, el número de las horas de entrenamiento fueron más decisivas en el éxito de los músicos que el talento por sí solo. Ericsson corroboró sus hallazgos con el asombroso hecho de que no encontró un solo estudiante talentoso que llegó al estrellato practicando sólo una fracción del tiempo de sus pares. Tampoco encontró el caso contrario: Aquél estudiante diligente y esforzado, menos dotado de talentos, que alcanzaba el éxito sólo por practicar duramente.

Estos hallazgos sugieren que, una vez que un estudiante logra entrar a una escuela de buen nivel, lo único que lo distinguirá de sus pares es el tiempo y el esfuerzo que invierte en sus estudios. Nada más. No se distinguen por trabajar más, sino por trabajar mucho, mucho más.

Otros investigadores han llegado a conclusiones parecidas. Al estudiar la vida de compositores, deportistas, autores, jugadores de ajedrez, incluso de criminales expertos, etc., se ha determinado que se requieren aproximadamente 10.000 horas de práctica para llegar a ser un experto de categoría internacional. Parece que el cerebro humano requiere esa cantidad de horas para alcanzar el dominio completo de cualquier disciplina.

Además existe la regla de los 10 años. Estudios conducidos por Benjamin Bloom en la Universidad de Chicago han demostrado que se requieren al menos una década de esfuerzo enfocado antes de alcanzar renombre mundial en cualquier área de especialidad. Bloom estudió la vida de un conjunto de 120 expertos en áreas tan diversas como atletismo, artistas, bioquímicos y matemáticos y vio que cada uno de ellos se demoró una década de trabajo duro y esfuerzo constante antes de llegar a ser un experto en su área.

Destacados nadadores olímpicos entrenan 15 años en promedio antes de poder integrar el equipo olímpico. De la misma manera, los mejores pianistas profesionales invierten 15 años de práctica antes de alcanzar la fama mundial.

Los genios se hacen, no nacen

En una colección de reseñas de expertos de la Universidad de Cambridge se concluye que lo que comúnmente se denomina como "genio", es producto de una habilidad natural que no necesariamente sea extraordinaria, un mentor excelente, instrucción de calidad y una considerable inversión de trabajo y esfuerzo.

Ericsson, Profesor de Psicología de la Universidad de Florida, comenta: "Es complicado explicar cómo se gesta un genio y por qué su manifestación es tan poco frecuente, pero no es magia, y no es talento innato. Se manifiesta cuando se conjugan factores críticos que le permiten a una persona inteligente invertir un esfuerzo sostenido y enfocado hasta lograr la maestría en un área de experiencia."

El profesor prosigue: "Éstas personas no necesariamente poseen un IQ sobresaliente, pero casi siempre se desenvuelven en un medio que los apoya y son guiados por excelentes mentores. Lo que todos siempre presentan es una extraordinaria inversión de esfuerzo y tenacidad."

La conclusión del profesor es que, por un lado esto nos anima, ya que demuestra que cualquier persona "común y corriente" posee la capacidad de alcanzar grandes logros en su vida.

Por otro lado, la cantidad de esfuerzo que es necesario invertir para lograr la excelencia es aplastante. Generalmente invierten 5 veces más de tiempo y de esfuerzo que una persona amateur que logra cierto nivel de competencia. Y no toda persona estaría dispuesta a hacer un sacrificio de tal envergadura para llegar a tener éxito en la vida.


Existen muchas personas con gran potencial, sin embargo, sus resultados son deficientes y esto se debe a lo que los profesionales de la conducta llamamos “autosabotaje”.

Siempre, o en la mayoría de casos en la niñez y también en la mayoría de casos con situaciones en las que mamá y/o papá o las figuras que fungieron como tales, tienen mucho que ver, entre otras causas, madres o padres “castrantes”, es decir dominantes, agresivas (os), controladoras(es). Muy probablemente generen hijos inseguros y con muchos miedos de enfrentar el mundo, de pararse sobre sus propios pies, de ser autosuficientes emocional, mental y hasta físicamente; o padres ausentes y madres muy presentes, es decir, sobreprotectoras, es muy probable que generen hijos igualmente inseguros y con muchos miedos.

Tales casos van a tener repercusión en muchas áreas de la vida y una de las más afectadas será tu área económica y/o profesional ya que en estas áreas es donde más se requiere, sobre todo hoy en día, aplomo, claridad y auto seguridad.

Es una pena ver como gente que por su capacidad ide ser especialista en alguna habilidad? Dedica al menos 10 años a tu profesión.nnata podría ser muy triunfadora y sin embargo, por todo lo antes dicho, no lo es; es como si el miedo y la inseguridad fueran cadenas muy fuertes que no les permiten moverse hacia su máximo potencial.

En este punto, estoy seguro de que uno puede estar calculando el número de horas que ha dedicado a lo que le gusta. Recuerda que para ser reconocido es necesario tener disciplina, perseverancia y dedicación. La oportunidad nace del esfuerzo. ¿Tienes intención ?

viernes, 4 de octubre de 2013

Seis Gansos, Educación para el Siglo XXI


 Sera que la sociedad ha estado utilizando los valores equivocados y se ha dejado engañar durante miles de años, manejando ideas como la ley del más fuerte, la competitividad, el egoísmo y el individualismo como valores básicos para crear una mejor sociedad.
¿Esos valores a que nos han conducido?
Una sociedad llevada al consumismo excesivo y sin control, una sociedad indisciplinada, envuelta en violencia y en una actitud de auto destrucción, una sociedad en la que prima el interés particular al general.
¿Es ese el tipo de sociedad al que te gustaría pertenecer o consideras que hay otras alternativas?
Muy bien, resulta que simplemente debemos encaminarnos y volver a lo básico, que simplemente es mirar el orden común de la naturaleza y como se puede hacer mas con menos esfuerzo y en el proceso crecer como ser humano y sociedad.
Esa es la misión de SEIS GANSOS, encaminarse a través del ejemplo de las sociedades que los gansos ejercen y su valor principal es el de una relación gana - gana, todas las partes salen favorecidas y todas las partes aportan trabajo en equipo.

El vuelo de los gansos y su estructura en “V” no sólo es solidaria e integradora de todos los individuos, sino que además es mucho más eficaz porque la unión hace la fuerza y se cumplen los objetivos.

Reflexionemos pues sobre las lecciones del vuelo de los gansos y sobre las perspectivas que nos abren si aplicásemos el sentido de la cooperación en vez de la competencia en nuestras vidas:

Lección 1: Los gansos con el movimiento de sus alas van creando cada uno “una fuerza de sustentación” que ayuda al ganso que viene detrás de él, volando en una formación en “V”.

Reflexión 1: Cuando compartimos un mismo objetivo y tenemos sentido de comunidad, podemos llegar a donde deseamos, más lejos, más fácil y más rápido, ya que al viajar juntos (estar juntos) nos vamos ayudando mutuamente. Este es el beneficio de apoyo mutuo.

Lección 2: Cuando un ganso se sale de la formación este siente la resistencia y el esfuerzo de lo que significa volar solo, por lo que el ganso vuelve a la formación  para aprovechar “la fuerza del levante” del ganso que va hacia adelante. 

Reflexión 2: Si nosotros tenemos la misma sabiduría que el ganso nos mantendremos en formación con aquellos que van en la misma dirección y estaremos dispuestos a aceptar su ayuda como también a darle la nuestra a los demás.

Lección 3: Cuando el ganso que lidera la formación  se cansa, cambia su posición  pasando al final de la formación para que otro ganso lidere la bandada. 

Reflexión: Obtenemos resultados óptimos cuando hacemos turnos para realizar los trabajos difíciles, es conveniente alternarse para realizar las labores más desgastantes y compartir el liderazgo, al igual que los gansos nosotros dependemos unos de otros.

Lección 4: Los gansos que vuelan en la parte posterior de la formación, graznan por alentar a los que van en la punta con el propósito de mantener la velocidad.

Reflexión 4: Una palabra de aliento produce grandes resultados. Debemos de asegurarnos  que nuestros “graznidos” sean para alentar y no para otra cosa.

Lección 5: Cuando un ganso se enferma o es herido, por lo menos dos gansos salen de la formación y lo siguen para ayudarlo y protegerlo. Se quedan con él en tierra hasta que es capaz de volar o muere, luego ellos con su propia formación, se unen a otros hasta alcanzar la bandada de donde provienen.

Reflexión 5: Si tenemos tanto sentido como los gansos, nos mantendríamos siempre uno al lado del otro y nos ayudaremos mutuamente en tiempos difíciles. Esto es el verdadero espíritu del TRABAJO EN EQUIPO.